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El periódico chileno El Mercurio alienta la conspiración en Bolivia

El periódico chileno El Mercurio alienta la conspiración en Bolivia

Eduardo Andrade Bone
Bolpress

El órgano oficial de la CIA en Chile, el diario golpista El Mercurio, ha recibido instrucciones precisas, desde su casa matriz (la CIA), para alentar un nuevo resurgimiento de los ciclos militares en la región, más aún cuando la Casa Blanca considera al presidente boliviano Evo Morales, y al mandatario venezolano, Hugo Chávez, como una amenaza para la democracia latinoamericana debido a sus discursos anti Bush y a las políticas que buscan fortalecer el rol del Estado sobre recursos clave como el gas, el petróleo y otros.

En la medida que en América Latina se ha ido ensanchando la correlación de fuerzas a favor de cambios profundos en las condiciones de vidas de los pueblos de la región; las oligarquías locales, las trasnacionales y la conspiración encubierta de los Estados Unidos en Venezuela, Bolivia y Nicaragua, pretenden crear nuevamente las condiciones necesarias para repetir un nuevo ciclo de dictaduras militares afines a los intereses políticos, económicos y geopolíticos de los Estados Unidos.

Los diarios golpista de la oposición boliviana, de forma inmediata hicieron suyas las directrices emanadas por El Mercurio desde Santiago, con el objeto de comenzar la aplicación del denominado Plan Kissinger, que consiste en la fabricación de conflictos artificiales, en la satanización del MAS y del presidente Evo Morales, el sabotaje a la economía boliviana, la división social, promover la lucha racial y la división geográfica del país. Todo alentado actualmente por los gremios patronales, las oligarquías locales y el apoyo económico de las trasnacionales y la CIA. Lo que buscan con dicho plan, es repetir una dictadura sangrienta en Bolivia, como en la década de los 70-80, y romper con 24 años de democracia formal en el país andino.

El diario golpista El Mercurio, en su edición del domingo pasado último, con carácter de escándalo y con palabras dirigidas a la extrema derecha del país (UDI-RN), a la Democracia Cristiana, a un sector de la Concertación, y a la oposición al gobierno de Evo Morales en Bolivia, para que tomarán cartas en los asuntos que están relacionados con los acuerdos bilaterales, entre Venezuela y Bolivia, en materia militar, que podría poner en "riesgo la seguridad de la región".

Las agrupaciones de extrema derecha compuesta por el Movimiento Nacionalista revolucionario (MNR), el Poder Democrático y Social (Podemos) y la centro derechista Unidad Nacional (UN), además de los sectores de la oligarquía boliviana, inmediatamente se hicieron eco de las directrices del diario chileno, para de forma inmediata entrar a cuestionar los acuerdos entre ambos gobiernos, no solo en materia militar, si no que en las más diversas materias.

Además se busca involucrar al resto de los países que tienen frontera con Bolivia, como Perú, Paraguay, Brasil e inclusive Argentina, en la trama contra el gobierno de Evo Morales y su proceso de cambios que se realiza en beneficio de las grandes mayorías del país.

A los acuerdos bilaterales entre Venezuela y Bolivia, el Mercurio y la extrema derecha del país andino, pretende darle un carácter de intromisión en lo asuntos internos de Bolivia, por parte de Venezuela y así contribuir a la erosión del gobierno de Evo Morales, además de desconocer los acuerdos de integración regional, representados por los países del Mercosur.

En lo que respecta a las políticas económicas, militares y geopolíticas de los Estados Unidos para la región, lo que se busca en el cono sur latinoamericano, es la aplicación de los denominados lineamientos relacionados con los conflictos de baja intensidad, que busca aplicar el Pentágono yanki en el cono sur y en ningún caso el fortalecimiento de la "democracia representativa o formal", como se la suele denominar.

La conspiración contra el gobierno de Evo Morales, el MAS y el pueblo boliviano, se realiza al costo incluso de crear otra Bolivia en el oriente del país, donde se encuentran las principales riquezas naturales bolivianas, que necesita EE.UU. y el capital trasnacional.

Para ello cuenta con el apoyo minoritario de sectores golpistas de las Fuerzas Armadas, que están formando grupos paramilitares con el objeto de apresurar la desestabilización del gobierno de Evo Morales, a cambio de unas migajas de dólares para realizar el trabajo sucio. Trabajo que no se atreven a realizar quienes tienen los privilegios y el poder económico en el país, igual como hiciera la extrema derecha chilena y el sector golpista de la DC.

Para ello, utiliza ciertas "seudo democracias", como la chilena, que es funcional a las políticas de EE.UU. en la región. Chile, país que se encuentra cada vez más aislado en Latinoamérica, producto de sus políticas arrogantes, autosuficientes y sumisa a la lógica de la guerra preventiva, utilizada por el gobierno criminal y terrorista de G.W. Bush, en diversos lugares del planeta. Chile es además el país que se ha desmarcado y a tomado distancia de las políticas de integración que se viven en la región, como buen peón de la Casa Blanca.

Recordemos que el 2 de mayo pasado, el lacayo de los Estados Unidos, el actual ministro de relaciones exteriores de Chile, Alejandro Foxley, asiéndose eco de los intereses de las trasnacionales, manifestó su preocupación a nombre del gobierno de Bachelet, por la nacionalización de los hidrocarburos del país altiplánico, como si esta decisión no fuera de la soberanía del Estado boliviano. Y después Chile pretende dar lecciones de no injerencia en los asuntos internos de los países.

Por ello, no es raro que el diario golpista El Mercurio, una vez más se encuentre alentando la conspiración en Bolivia, tratando crear insidias y fabricando conflictos en la región, e interviniendo en los asuntos internos de Bolivia, así como lo hacen otros "macucos" de la extrema derecha chilena y de la Concertación, en especial los sectores antidemócratas de la Democracia Cristiana chilena.

Sin embargo, los gobiernos del Perú, la Argentina y Bolivia, saben perfectamente que Chile, es el mayor comprador de armas de la región. Es este país el que cuenta con los mayores privilegios de los Estados Unidos, y con el cual además tiene una alianza estratégica con el Imperio, en perjuicio del resto de los países latinoamericanos.

La seudo democracia chilena, y que se jacta de ser uno de los países que mayormente respeta los "derechos humanos", en la región, sigue enviando militares a las escuelas de la muerte, de las torturas y de los golpes militares, que se ordenan desde las oficinas de la CIA y la embajada yanki en La Paz.

De allí, que el diario golpista El Mercurio y sus hermanos afines en Bolivia, no tienen autoridad moral, para crear escándalos y alarma internacional de esta naturaleza.

Otras denuncias de prensa indican además, que las Fuerzas Armadas chilenas estarían asesorando militarmente a los sectores golpistas boliviano, cuestión que no podría ser cuestionada, pues los militares de este país aún siguen siendo formado bajo los preceptos de las Doctrina de la Seguridad Nacional, cuyas raíces todos conocemos y que fueron las responsables de la implantación de dictaduras militares en la década de los 70-80, ciclo que al parecer El Mercurio y los Estados Unidos, quieren reabrir en la región.

Finalmente, ante una nueva ofensiva de las fuerzas reaccionarias y fascistas de Bolivia, no cabe otra cosa que cerrar filas en la denuncia ante el presunto derramamiento de sangre que quiere imponer la política agresiva del gobierno terrorista y genocida de Bush en la región, a través de sus lacayos y testaferros de Chile y de medios seudo periodísticos, como el diario golpista El Mercurio que quieren repetir el horror vivido por el pueblo chileno el 11 de septiembre de 1973.

De allí, que el movimiento popular latinoamericano, las fuerzas progresistas, la izquierda, los humanistas, los defensores de los derechos humanos en la región, los países del Mercosur, deben movilizarse en todo el continente, para impedir la implantación del Plan Kissinger y su nuevo ciclo de muertes, torturas, desapariciones, represión y exilio en Bolivia, además de otros países de la región.

 

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